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jueves, 4 de diciembre de 2014

Cerca de 10 horas semanales al aire libre son suficientes para que los niños entiendan el verdadero sentido de su entorno. Arma con ellos un kit de aventurero y ¡salgan a pasear!

Jugar afuera debería ser siempre una opción para los niños, especialmente por sus incontables beneficios: reforzar el sistema inmune, estimular la imaginación y generar vitamina D son algunos de los que se inscriben en esta lista. Ahora, hay que agregar otro punto a favor de la naturaleza: el desarrollo de la espiritualidad.

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